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Nadie discute las bondades de los suelos de madera frente a otros materiales en cuanto a temperatura, amortiguación de ruido y confort. En principio, se trata de características de las que cualquier padre querría que su hijo disfrutase en casa, pero el temor a los arañazos y golpes típicos de los juegos de niños, se vuelve un hándicap difícil de superar.

Sin embargo, solo hay que saber bien qué comprar, cómo decorar y cuáles son las pautas de mantenimiento más adecuadas. Partiendo de estas premisas, podemos acabar con el mito de que suelos de madera y niños son incompatibles.

¿Por qué elegir un suelo de madera?

Como decíamos, la madera es uno de los materiales más agradables de pisar, aporta calidez y confortabilidad a cada espacio, por lo que, aunque parezca una contradicción, instalar un suelo de madera en una casa con niños es todo un acierto.

Además, la amplia oferta de maderas distintas, colores, diseños y formatos permiten que exista una elección perfecta para cualquier tipo de ambiente, desde los espacios más vanguardistas y contemporáneos a los de estilo tradicional, etc.

Para acertar y disfrutar de un suelo bonito y en buenas condiciones por mucho tiempo, hay que atender al tipo de pavimento (parqué natural macizo, laminado…), así como a la dureza y resistencia del tipo de madera. Esta última clasificación será determinante para no sentirnos defraudados al primer embate que tenga nuestro peque con la tarima recién estrenada.

De cualquier modo, es conveniente realizar un correcto mantenimiento de las superficies de madera con la aplicación de productos de cuidado específico como la Cera líquida para parquet Alex, una solución rápida, sencilla y eficaz para conservar y si es necesario devolver a tu tarima el mejor aspecto, incluso cuando hay menores en casa.

Cabe la posibilidad de efectuar la aplicación de una botella diluida en un litro de agua para obtener un brillo satinado y protección media o solo añadir dos tapones en medio cubo de agua para mantener el brillo original. No obstante, si buscamos un brillo y protección intensa, debemos verter la Cera Alex directamente sobre la zona que deseamos tratar y extenderla suavemente con una mopa hasta formar una capa fina y uniforme. Dejamos secar durante 30 minutos, como mínimo, antes de pisar. Si el área está muy castigada, repetiremos la operación al cabo de 24 horas.

Maderas de mayor y menor dureza

La diferencia esencial entre maderas duras y blandas radica en la densidad que aporta el tipo crecimiento de los árboles. Las blandas corresponden a árboles que se desarrollan con rapidez, por lo que cuentan con una densidad menor que las maderas duras. Estas últimas proceden de especies de crecimiento lento, caracterizadas por una estructura más compacta.

Para determinar los parámetros de resistencia y solidez se recurre a técnicas como el test de dureza de Brinell, el método Monnin o la escala Janka, que pasan por someter a la pieza a distintas pruebas de penetración o deformación al aplicar un peso o fuerza dados. En Europa, se utiliza el segundo sistema, conforme a la norma UNE 56.534.

En el grupo de maderas blandas se sitúan el pino, abeto, caoba o chopo, mientras que entre las duras encontramos el ipe, maple, jatoba, merbau o wengé. Existe también una categoría de maderas de dureza intermedia entre las que se podemos mencionar la teca, el nogal, haya, roble, abedul, iroko, fresno o cerezo.

Esta clasificación también hace referencia a la dificultad para manipularlas, por lo que podemos decir que una madera de gran dureza será más complicada de trabajar para crear tablones que una blanda, lo que aumenta el coste de fabricación.

Un poco de ingenio y buenas costumbres

En cualquier caso, para instalar un suelo de madera natural en una vivienda en la que haya niños pequeños, es recomendable decantarse por un tipo de madera dura o semidura, que ofrecerá más resistencia a los golpes y a la caída de objetos que se pueden producir.

Por otro lado, la combinación de suelos de madera natural con otros materiales más resistentes en áreas sensibles, como las zonas de paso que comunican el exterior con el interior, se convierte en una opción que reducirá el riesgo de desperfectos en el parquet. Además de proteger, las propuestas heterogéneas aportarán una dosis decorativa y funcional extra a cualquier espacio.

Prueba a combinar en los accesos a terrazas, recibidores o cualquier área susceptible de sufrir más desgaste con soluciones de microcemento, baldosas hidráulicas, vinílicos, porcelánicos, pavimentos de resina epoxy u otras opciones capaces de responder a tus exigencias de estilo y resistencia. Eso sí, todos ellos requieren sus cuidados particulares.

Otros recursos más sencillos de aplicar pasan por la colocación de alfombras en la zona de salón, bajo la mesa de comedor o, por supuesto, en la habitación de los niños, entre otros. Del mismo modo, los suelos agradecen buenas prácticas como enseñar a los más pequeños (y mayores) que deben descalzarse cuando estén en casa para evitar arañazos con los posibles restos de tierra o gravilla incrustados en los zapatos.

Crear tranquilas y originales zonas de lectura en tiendas de campaña o tipis sobre una alfombra mullida y almohadones de distintas medidas, no solo salvaguardará el área de posibles daños, sino que fomentará que los niños disfruten del hábito de la lectura desde pequeños.

Inmunes a las manchas

En una casa con chiquillos es inevitable que se derrame toda clase de líquidos y que estos penetren en el suelo dejando una mácula indeleble. Para evitarlo, el secreto está en la porosidad de la madera y el barniz que la recubre.

Los barnices empleados para los pavimentos de madera han generado polémicas importantes durante las últimas décadas debido, principalmente, a su toxicidad. DE hecho, se han prohibido algunos de uso común en años precedentes como el urea formol, muy popular en las décadas de los 50 a los 70. Hoy, los barnices al agua son los más utilizados por proporcionar alta resistencia química y física y no contener registrar niveles de toxicidad que puedan dañar la salud de los habitantes de la casa.

El acabado, brillo o mate, va a gusto del consumidor. Aun así, las modas actuales inclinan la balanza al mate, que exhibe con mayor acierto la textura original de la madera y contribuye a lograr un resultado más natural, sin brillos excesivos.

Apostar por barnices ecológicos, que no contienen sustancias químicas tóxicas o perjudiciales para el medio ambiente, también se está convirtiendo en una opción cada vez más demandada por la creciente conciencia de protección medioambiental mediante el uso de materiales y formulaciones sostenibles.

Laminados, cálidos pero mucho más resistentes

Los pavimentos de madera sintética laminados, con acabados que reproducen fielmente la textura de la madera natural, son una alternativa muy empleada, especialmente en viviendas con niños y mascotas, gracias a su alta resistencia y durabilidad.

Gracias al tratamiento específico de los pavimentos laminados y las distintas capas que conforman la estructura de cada lama son muy resistentes a manchas, arañazos y al desgaste, características fundamentales para poder convivir en un espacio que requiera un tipo de superficie de fácil mantenimiento.

Para dar en la diana, tenemos que observar cómo se sitúa el modelo elegido en la clasificación AC, siglas de Abrasión Critera (criterios de abrasión). Escoger un pavimento laminado tipo AC4 o AC5 garantiza una alta resistencia a los impactos y demás causas de deterioro.

De fácil instalación, pueden mantenerse impecables utilizando también productos específicos como la Cera líquida para parquet Alex. Con este infalible recurso, el mantenimiento y reparación de suelos laminados incluso en las zonas de juego será mucho más sencillo.

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